Alfranca Vida ofrece experiencias al aire libre donde desconectar y reconectar con el mundo natural a través del uso y disfrute de diferentes infraestructuras públicas diseñadas bajo criterios de accesibilidad.
Jardines históricos
Dentro del conjunto arquitectónico de la Finca de la Alfranca se encuentran los jardines históricos. Tanto el jardín principal como el jardín íntimo que hoy podemos disfrutar tienen origen en pasadas épocas de esplendor impulsadas principalmente por el Marquesado de Ayerbe, familia noble Aragonesa que durante varios siglos y generaciones dinamizo la actividad
socio cultural y la economía del lugar.
Estos jardines de corte francés conjugaban orden, simetría y profundidad en su diseño, completando la estética y belleza visual de las viviendas y edificios principales. En origen, la superficie de los jardines era mayor, integrando infraestructuras singulares como una noria estanque y un laberinto vegetal. Un lago y su embarcadero prolongaban estos jardines, pues desde allí, se accedía a un cenador flotante instalado sobre un ya desaparecido galacho.
Jardín de rocas
El Jardín de rocas de la Alfranca es una infraestructura de uso público originada en el año 2008, cuenta con un sorprendente diseño que invita a recorrerlo desde el primer momento.
A medida que avanzamos por el recorrido que nos ofrece, observaremos que este jardín esconde una vertiente lúdica descubriendo que en realidad estamos dentro de un gran tablero del juego de la Oca.
El jardín de rocas ofrece además información variada sobre el pasado geológico de la CCAA de Aragón a través de una serie de plazas donde encontramos rocas dispuestas en circulo asemejando una estructura megalítica tipo Cromlech, junto a las rocas encontraremos paneles informativos con descripciones sencillas relativas al origen, antigüedad, usos y curiosidades.
El recorrido por el jardín de rocas culmina en una majestuosa torre mirador desde la cual hay una impresionante vista panorámica de 360º sobre el tramo medio del valle del Ebro en el que nos encontramos. Desde allí pueden contemplarse en un primer término los jardines y edificios que componen el conjunto arquitectónico de la Finca de la Alfranca, la Reserva Natural de los sotos y Galachos del Ebro, los usos propios del terreno, infraestructuras varias de origen humano, la inmortal y siempre heroica ciudad de Zaragoza e incluso en días muy claros la silueta lejana de nuestro particular monte “Fuji” zaragozano, el Moncayo.
Reserva Natural Dirigida de los Sotos y Galachos del Ebro
En las inmediaciones de la finca de la Alfranca encontramos este singular Espacio Natural Protegido perteneciente a la Red Natural de Aragón y que alberga varios ecosistemas ligados a la dinámica fluvial del río Ebro.
La Reserva Natural fue declarada como tal en las cortes de Aragón en el año 1991 tras la propuesta y presión de varios colectivos de componente ambiental, quienes detectaron la singularidad de los ecosistemas y de la biodiversidad que albergaban así como la necesidad de establecer mecanismos de protección y difusión de sus valores. Desde entonces se vienen desarrollando diversos y enriquecedores programas educativos e interpretativos dirigidos por un magnífico equipo de educación e interpretación ambiental que trabaja activamente para concienciar, sensibilizar y educar a través de actividades dirigidas a público familiar y escolar en todas las épocas del año.
Sendero Balsa del Cascarro
La reserva Natural Dirigida de los Sotos y Galachos del Ebro cuenta con algunos senderos e infraestructuras de uso y disfrute públicos. Cercano a la finca de la Alfranca y en las inmediaciones del jardín de rocas encontramos la balsa del Cascarro, un sencillo paseo carente de dificultad que nos introduce en el conocimiento y disfrute de una zona restaurada dentro del Espacio Protegido a través de una pista diseñada en términos de accesibilidad.
Este recorrido es ideal para establecer una primera toma de contacto con la Reserva Natural pues desde sus pasarelas y observatorio podremos descubrir flora y fauna adaptada a las condiciones ambientales del lugar. Sonidos, colores, texturas, olores y sabores conforman una amalgama que nos acompaña durante el recorrido, sólo hace falta saber reconocerlos y valorarlos.
Camino natural de la Alfranca
Una opción saludable para alcanzar la finca viniendo desde Zaragoza es hacer uso del camino natural de la Alfranca.
Se trata de una pista mayoritariamente agrícola que a lo largo de sus 15 km de longitud atraviesa ecosistemas naturales ligados a la dinámica fluvial, río Ebro, sotos, galachos, mejanas, carrizales.
Por otro lado, el recorrido ofrece contacto con diversos elementos antrópicos propios del tramo medio del Valle del Ebro: infraestructuras de control de régimen hídrico, cultivos de regadío, vías pecuarias y núcleos de población entre otros. Tiene conexión con otras infraestructuras de mayor recorrido como el anillo verde de Zaragoza, el GR-99 Camino del Ebro. Un recorrido ideal para realizarlo andando, en bicicleta, a caballo, por tramos, estaciones del año…
Este recorrido es también escenario de una prueba deportiva consolidada en los últimos años.